Las leyendas, testimonios, historias y curiosidades que deja el Camino de Santiago a su paso por la localidad castellana de Castrojeriz.

lunes, 24 de mayo de 2010

Artículo

El Boom del camino




Hay lugares en el planeta que hablan por sí mismos. Tienen algo especial, un halo de magia o, simplemente, una historia trazada por la leyenda. Santiago de Compostela cuenta con todos estos elemntos, constituye el esperado y ansiado destino de un camino que existe desde hace casi doce siglos y por el que cada día pasan miles de personas procedentes de cualquier lugar del mundo. Sin embargo, en los últimos años el Camino de Santiago vive un exito que si bien conlleva ventajas, también, no hay que olvidarlo, importantes inconvenientes.


Antigüamente, los peregrinos salían cargados con una bolsa y unas simples zapatillas; sus únicos guías eran la devoción y la religiosidad que acababan siendo confirmadas tras la llegada de los mismos a la Catedral, después de recorrer un camino que les había revitalizado completamente. El trazado y el recorrido era difícil, los servicios mínimos y las necesidades ilimitadas pero el calor de las gentes que habitaban el Camino o la relación entre los mismos peregrinos, compensaban la miseria y las penurias. La peregrinación comenzaba a despegar y a crecer por momentos.


Hoy en día seguimos encontrando los mismos lugares, las mismas villas por las cuales una gran y variopinta cantidad de personas caminan. Pero poco a poco, la motivación y la intención han ido cambiando. El sentido de la espiritualidad, la búsqueda de la hospitalidad y la amistad ha sido, en no pocas ocasiones, sustituidas por la idea, cada vez más asentada, de que el Camino constituye una opción más para disfrutar de las vacaciones estivales, una nueva opción veraniega más económica y asequible.


Muchos caminantes se dejan llevar por unas vacaciones que conllevan una cantidad mínima de gastos y la posibilidad de conocer gente con mayor facilidad; a ello hay que añadir, el inolvidable e importante número de “amigos del ligoteo” que por el mundo andan sueltos. En el otro extremo se encuentra el interés de las Instituciones, que han visto en el Camino la mejor excusa para explotar un gran negocio, el turismo.


Ciertamente asistimos al “boom” del Camino de Santiago; ésto en sí no es negativo, siempre y cuando se cuiden sus efectos. El turismo, sin ir más lejos, también conlleva un factor positivo. Gracias a la promoción de los bellos parajes y monumentos que salpican el Camino, la gente llega masivamente a los pueblos no solo como peregrinos, sino como simples excursionistas de fin de semana atraídos por la curiosidad de los lugares y sus habitantes. Ello trae como consecuencia un incremento de población en estas localidades y la creación de numerosos servicios con la consiguiente generación de puestos de trabajo, tan necesarios en estos últimos, y difíciles, años. Antes de que la desnaturalización del Camino acabe, finalmente, por imponerse, todavía queda tiempo para dejar escapar un suspiro de alivio.


Al menos, todavia quedan personas que se lanzan a la aventura del camino movidos por una promesa personal, el deseo de vivir la experiencia que supone recorrerlo al menos una vez en la vida o el poder descubrir los lugares más recónditos y sorprendentes que alguno aún dan por inexistentes.


La reflexión que debe quedar presente es que estos efectos deben ser potenciados, sí, pero en su justa medida y con el debido equilibrio. Es tarea de todos cuidar debídamente el Camino y, ante todo, tratar que este legendario y viejo amigo no muera de éxito.




Editorial


El valor de una fortaleza


El castillo de Castrojeriz avanza en su consolidación como fortaleza más representativa de la provincia, con la intención de que la historia traspase sus muros. Se trata de una segunda intervención que se realiza tras una inicial de consolidación de las ruinas entre los años 1989 y 1991.
Tras un convenio firmado por la Fundación del Patrimonio Histórico junto al Ayuntamiento de Castrojeriz y el grupo de acción local Adeco-Camino de Santiago, se ha comenzado a planear un conjunto de proyectos que pasa por dos fases.


Hace casi un año la Fundación llevó a cabo las excavaciones arqueológicas en el castillo de Castrojeriz, en las que se encontraron datos fundamentales para conocer la evolución histórica de este inmueble. Además se tratará de definir las “lesiones”, consecuencias del abandono, impacto medioambiental y distintas agresiones que sufrió el castillo. Estas excavaciones junto con otros estudios geotécnicos suponen la primera fase de esta intervención.


En una segunda fase se intentará recuperar parte de la estructura principal, también se definirá el perímetro y el volumen de los exteriores. Por último, se acondicionará el patio para que pueda ser transitado por los visitantes.

Ahora todo son reformas, mejoras, progresos y prosperidad para que este inmueble abra sus puertas en tan sólo año y medio.


Sin duda un gran y maravilloso avance contando que se trata de una de las villas más importantes del camino francés en Castilla y León, y que cuenta a su vez con monumentos de gran interés cultural. Entre los cuales, destacan un ruinoso, pero bien conservado, Convento de San Antón que se ha convertido en albergue de peregrinos, la bella Colegiata de Santa María del Manzano y la imponente iglesia de San Juan.


Entre las ventajas que trae consigo esta iniciativa se encuentra sin duda un gran impulso o, más bien, incremento del turismo ya que son muchos los visitantes que vienen a conocer Castrojeriz no solo por recorrer el Camino de Santiago, sino también para admirar el gran conjunto artístico de toda esta bella zona. Por otro lado, el máximo inconveniente que se extrae está protagonizado por los obstáculos de acceso, debido a que, como ha manifestado el Ayuntamiento de Castrojeriz, de muy poco servirá la rehabilitación y puesta en valor del castillo si no se mejora su accesibilidad, ya que está emplazado en lo alto del cerro por lo que es casi imposible el paso de automóviles y tan sólo se puede llegar a pie siendo un experto caminante.


Además, queda una pregunta en el aire ¿Por qué ahora?, acaso ¿No lleva siendo esta localidad parte del camino de santiago durante siglos?


No se trata de posicionarse en contra ni, mucho menos, de revalorizar un valioso monumento como lo es esta fortaleza, sino tratar de pensar en la conservación de un bien de interés cultural por el que han pasado siglos de historia y leyenda, antes de llevar a cabo un proyecto turístico en el que todo lo que importa es la inmediatez con la que se van a llevar a acometer distintos proyectos culturales para ganar más número de visitas que hagan frotar las manos a todos los propulsores de su puesta a punto.


Nos encontramos ante una fortaleza medieval que data más allá del siglo X y posee un gran valor histórico y arquitectónico que se encuentra en estado de ruina progresiva y en condiciones que dificultan su acceso y visita pública.


Pese a todo, parece que por fin la reforma y la mejora de esta fastuosa fortaleza, abandonada a su suerte durante largos años, está cerca y eso ha de convertirse en un motivo de alegría y esperanza para todos los que gozan del disfrute en esta bella y carismática población castellana.






Reportaje


El Camino de Castrojeriz



Una pequeña localidad castellana atravesada por todo un camino de tradiciones que abarca más curiosidades y pequeñas fábulas cotidianas de las que podíamos imaginar.
Nos dirigimos por un camino contemplado por cientos de girasoles y frondosos árboles que salen al paso de nuestra visita y la primera imagen de este carismático pueblo está protagonizada por las ruinas de una vieja fortaleza que se encuentra en lo alto de la colina. Considerado como uno de los hitos de mayor interés histórico en el camino de Santiago, encontramos el bello pueblo de Castrojeriz.



Esta villa de orígenes celtibéricos y visigodos y de la que se cree que fue la antigua Castrum Sigererci, está situada a los pies de un alto cerro, el “Cerro del Castillo”, desde el que se domina un amplísimo territorio circundante. Su rica historia lleva a considerarla incluso como castro romano del que dicen, fue fundado por el mismo Julio César. En los siglos medievales, Castrojeriz inició una nueva y relevante historia: el desarrollo del Camino de Santiago, factor que va a convertir a este lugar en un importante y floreciente núcleo de la Castilla pleno-medieval.
A partir de ese momento su historia quedó vinculada al Camino de Santiago.



Llegamos al pueblo desde Hontanas y la primera imagen que nos da la bienvenida al pueblo son las ruinas de una vieja fortaleza medieval en lo alto del cerro. Este castillo es el monumento mas antiguo de la villa y su construcción primitiva es romana ya que posteriormente fue recubierto con nuevas construcciones y murallas visigodas. La fortaleza jugó un importante papel en la Edad Media, posteriormente estuvo en mano de los Condes de Castro y de Lara que le convirtieron en el enclave básico de su influencia y control político. El terremoto de Lisboa en 1755 hizo que se desplomara la mayor parte de los muros y hoy en día solo quedan en pie las tres torres del cuerpo principal y el patio de armas.



Tras bajar la vista del cerro, nos encontramos al paso de las enigmáticas y bien conservadas ruinas del Convento de San Antón fundado en 1146 y gobernado por monjes de la Orden Antoniana.
En este convento no sólo se encontraba la iglesia sino, también, un pequeño hospital con doce camas para atender a los peregrinos heridos. Cuentan las historias del camino, que estos monjes antonianos eran especialistas en la curación de enfermos aquejados por el “fuego de San Antón” o “mal de los ardientes”. En realidad, este mal era una enfermedad gangrenosa similar a la lepra, provocada por un hongo, una especie de cornezuelo del pan de centeno. Los monjes antonianos sustituían este pan de centeno por el pan de harina o cereales.
En pie quedan una magnífica portada gótica e impresionantes ventanales que se recortan con el fondo azulado del cielo, invitando a fantasear con la peregrinación durante los siglos XV y XVI. Llama la atención unas pequeñas alacenas situadas en una de las paredes en las que los monjes ponían, a disposición de los caminantes, platos de comida. Hoy en día, y como curiosidad, estas mismas alacenas sirven para dejar mensajes y que los viajeros que vengan después puedan leerlos y contestar.



Penetramos en Castrojeriz por el barrio de Almazán o de Santa María del Manzano, lugar en el que se alza majestuosa la iglesia colegiata de Nuestra Señora del Manzano, la misma a la que Alfonso X dedicó muchas de sus cantigas (12 en total), un templo en el que se funden reposo y cultura. Entre sus joyas artísticas se encuentran el retablo mayor, presidido por la hermosa figura de Nuestra Señora, de la que dicen fue encontrada en una iglesia anterior a la construcción de la Colegiata, y la exposición de arte sacro. En esta basílica se encuentra también el Museo de arte Sacro que acoge más de 200 piezas artísticas como cruces, relicarios, documentos religiosos y una importante colección de tallas medievales. Pero quizás lo que mas nos puede llamar la atención es el magnífico rosetón de vidrieras alemanas que dejan traspasar la belleza y luminosidad del día castellano.



Adentrándonos en el pueblo, podemos observar como el paso de este Camino, condicionó la historia, el trazado urbano y el rico patrimonio que conserva Castrojeriz además de ser reconocida como la segunda población más importante del Camino Francés en la provincia burgalesa, tan sólo superada por la misma ciudad de Burgos.
Comenzamos a caminar a lo largo de una calle principal, de casi dos kilómetros, que atraviesa todo el pueblo, la Calle Real.
Así se llama el eje principal de la localidad que nace en el extremo del caserío más cercano hasta el barrio de Nuestra Señora del Manzano. Por esta importante rúa de romeros nos encontramos con otro monumento relevante en la historia del pueblo, la iglesia de Santo Domingo. Lo primero que nos llama la atención es el impresionante campanario que se alza en lo alto de la fachada bajo el cual da la bienvenida al templo una pequeña figura de la Virgen y el Niño.
Progresamos en nuestra andadura y nos cruzamos con numerosos vecinos que, ante la cotidianeidad de observar como los peregrinos pasan por delante de sus casas, nos gritan con una sonrisa, “¿Como va ese camino? ¡Hoy habéis tenido suerte, llegáis a pasar ayer por aquí y la lluvia no os deja andar!” .



Tras admirar la antigua muralla urbana que recorría y rodeaba toda la localidad, nos paramos a mirar una antigua y monumental casona que se asienta en el exterior de la muralla. Se dice que este templo, con un estilo que está en transición entre el románico y el gótico, fue el antiguo Palacio de los Condes de Castrojeriz.
En su interior, durante el siglo XVIII se construyeron la cripta del enterramiento de los condes y la capilla de la virgen del Manzano. Hoy en día conserva su fachada pero su interior está completamente remodelado y en él se conservan interesantes pinturas y retablos. Entre éstos, el retablo mayor barroco del siglo XVIII que contiene lienzos del artista Antón Raphael Mengs.


Llegamos a la tasca del pueblo que tiene como nombre “La taberna” y solo entrar en su interior nos hace mirar a todos sus rincones con una cara de completa admiración. La taberna es un espacio pequeño, rústico, casi familiar, decorada al completo con miles de billetes antiguos y que, posteriormente nos enteramos, corresponden a los numerosos países de los que provienen los peregrinos que pasan cada día por esta localidad.
Un enorme y grueso libro se asienta sobre un fino atril, inmediatamente Maria Jesús, dueña de la taberna, nos viene a explicar que es un libro de firmas en el que los caminantes dejan su sus palabras de agradecimiento una vez salen de ahí “Ese por lo menos es el quinto, el primero de todos es del año 95” nos aclara Maria Jesús; países como Suecia, Italia, EE.UU, Brasil, Japón... tienen su representación en este gran volumen.



Al levantar la vista, me doy cuenta de la presencia de un precioso boceto hecho a mano en el que aparece representado un gran pastor alemán y justo a su lado una noticia extraída del periódico local en la que aparece este mismo perro “El último adiós a Berni”, titula.
Berni era la perra de esta taberna que guiaba y ayudaba a los peregrinos que extasiados, se perdían o no sabían cómo llegar al refugio, un acompañamiento que se alargaba incluso hasta otros pueblos como Frómista o Carrión de los Condes, dependiendo de cual sería el destino marcado por el caminante. Elegía siempre a los más débiles, a los que sufrían las ampollas o a discapacitados. Pero sus hazañas también saltaron el charco, se han publicado reportajes sobre esta perra en Brasil y hasta tiene un capítulo delicado en uno de los tantos libros escritos sobre el camino. En nuestro país, una fotografía de Berni cuelga en las paredes de cada una de las sedes de las asociaciones de Amigos del Camino de Santiago.



Hace unos años Berni fue envenenada por una ingesta de estricnina y las reacciones de peregrinos de todo el mundo no se hicieron esperar. Mandaron correos electrónicos, firmaron en el libro de visitas, escribieron cartas a la familia mostrando su condolencia por la muerte del “Ángel del camino” como cariñosamente le llamaban. Es curioso, en Burgos e, incluso, en Castrojeriz no era casi conocida mientras si lo era para aquellos que ayudó o, simplemente les hizo gozar de su compañía durante una jornada del camino.



Dejamos atrás un lugar lleno de recuerdos y antiguedades en el camino para volver a emprender los pasos entre las legendarias casitas antiguas que se asoman a la Calle Real. Castrojeriz tiene la peculiaridad de conservar una mezcla entre la arquitectura urbana y la rural, muestra de ello son estas casas construidas con ladrillo y piedra.Una de ellas en particular, llama la atención por su particular fachada de aspecto señorial. “La Casa del Fuerte” fue un antiguo palacio en el que habitaba una familia de nobles y justo en frente de ésta aparece una pequeña plaza con una impresionante vista al paisaje castellano.



Antiguamente en esta “Plaza del fuero” se levantaba la Iglesia de Santiago de los Caballeros y hoy en día tan solo queda un monolito en pie con una inscripción que recuerda el “Fuero de Castrojeriz” por el cual, en el año 974 el conde de Castilla, García Fernández, concedió una serie de privilegios a la población y está considerado como la primera Declaración de Derechos existente en España. La parte más famosa de este fuero es la de “La caballería villana” por el cual no sólo los nobles podían pelear a caballo sino cualquier hombre que tuviese y pudiese mantener al animal.



Ya en la plaza mayor de Castrojeriz, que separa la Calle Real en dos, Calle Real de Oriente y Calle Real de Poniente, se encuentra el albergue de San Esteban situado donde antiguamente se encontraba la iglesia del mismo nombre. Paco, su hospitalero da la bienvenida a los peregrinos que llegan a su albergue con cariñosas frases como “estáis como garrotas”, a las que siempre le siguen las sonrisas en la cara del caminante. A su lado aparece un pequeño comercio que es conocido por todo peregrino que pasa por este pueblo como uno de los más preparados del camino francés: “El Bazar del Peregrino” regentado por Amancio, un experimentado comerciante que siempre tiene buenas palabras para los caminantes.



En el progreso de nuestro camino por la Calle Real de Poniente, casi al final y en un lado de ésta se encuentra la ilustre Iglesia de San Juan, considerada el principal monumento de conjunto urbano de Castrojeriz junto con la Colegiata. Lo primero que se vislumbra de este templo es la torre que se alza sobriamente sobre el último tramo de la nave con estrechos pináculos rematados en sus ángulos. Es una obra del gótico primitivo que data del siglo XIII, aunque fue reestructurada posteriormente durante los siglos XV y XVI, que presenta un marcado aspecto militar en su exterior. Lo componen tres naves de la misma altura, fuertes pilares y grandes bovedas góticas.
En su interior destaca el retablo mayor, de estilo barroco, y que procede del desaparecido convento de San Antón. El claustro, sobrio y austero, es obra del siglo XIV que fue dotado un siglo después con un hermoso alfarje mudéjar que se conserva desde entonces.
El orgullo de esta iglesia es la colección de tablas flamencas que representan la Crucifixión, la Visitación, la Anunciación y la misa de San Gregorio que son obra de Ambrosius Benson. A los pies de estas pinturas descubrimos una preciosa y delicada pila bautismal, laboriosamente labrada que pertenece al siglo XVI.



Antes de salir de la villa por la puerta occidental, conocida antiguamente como la puerta de San Miguel, empezamos a comprender que llega la hora de despedirse de Castrojeriz. Pero como no podia ser de otra manera elegimos la manera mas dulce de hacerlo, visitando el Convento de Santa Clara. Es un edificio fundado por el rey Alfonso X que cuenta con un templo gótico del siglo XIV en el que vive todavía una pequeña comunidad de monjas clarisas famosas por la elaboración de deliciosos pasteles y pastas.



Abandonar Castrojeriz despierta la nostalgia, sólo el que lo conoce sabe lo que se siente al llegar por un camino legendario y lo que significa partir dejando atrás la villa castrense.

domingo, 16 de mayo de 2010

“El camino ha impulsado mucho Castrojeriz”


Bajo los soportales de la plaza mayor de Castrojeriz, Entre el albergue de San Esteban y un antiguo y rústico café, se ubica un local comercial aparentemente pequeño pero con un infinito surtido de productos. Su dueño, Amancio Yágüez pasa todos los días del año atendiendo las necesidades de los extasiados peregrinos que llegan al pueblo y que, según el mismo me cuenta, tras toda una vida al frente de “El bazar del peregrino” se las sabe todas.


-¿En qué año abrió este negocio?

Pues en 1899 mi abuelo Feliciano Rodriguez, recibió el documento de la Compañía Arrendataria de Tabacos que le concedía la potestad para la venta y distribución de tabaco a la zona de Castrojeriz y todos sus alrededores. Yo empecé a estudiar pero como no me gustaba, mi padre me trajo aquí y me puso a trabajar a los 15 años. Más tarde a este estanco le adherimos un pequeño almacén con el que abastecíamos a todos los vecinos con telas, ferretería, muebles electrodomésticos y miles de cosas más. Así nació esta tienda que ya lleva 60 años largos al servicio de este pueblo, claro que ahora al frente de todo sólo estoy yo.


-Y trabaja sin descanso todos los días del año excepto domingos y festivos…

Pues si, llevo tantos años en este negocio que me cuesta deshacerme de él y su rutina de trabajo, hace muchos años que no cojo vacaciones (risas). A las 8 de la mañana este comercio ya está abierto y no vuelve a cerrar sus puertas hasta última hora de la tarde, exceptuando el descanso para comer, claro. Lo que más me gusta es ayudar a los peregrinos y charlar con ellos sobre el camino. Da igual de que nacionalidad sean en cuanto empiezas a preguntarles cómo lo llevan y les regalas un “Buen camino” en seguida te entienden.


-Entonces... ¿En qué momento se dedicó enteramente a abastecer a los peregrinos?

Pues creo yo...que a partir de 1995. Adaptamos todo el establecimiento con artículos que los peregrinos cada vez que venían me pedían como botas, sacos de dormir, calcetines, guías, bastones, sombreros... Claro que además de traer tanto material especializado para caminantes seguíamos conservando los artículos de siempre en cuestión de ferretería, droguería, tabaco y otros enseres que siempre han sido demandados.


-¿Se pueden observar cambios en los peregrinos a medida que pasan los años?

Si claro, hace 40 años tan solo pasaban por aquí dos o tres peregrinos al año nada más aunque mira, te lo voy a contar una curiosidad, hubo unos años en los que un barón francés enamorado del camino organizaba rutas jacobeas a caballo. Venían más de 20 jinetes y se alojaban en Castrojeriz con sus cuadras y todo preparado, era espectacular.
Los peregrinos eran más auténticos y venían vestidos normales, las necesidades eran muy distintas a las de hoy puesto que no te pedían productos tan especializados como se demandan ahora en cuanto a los materiales.
Ahora el equipo es fundamental, tienen que estar muy preparados y que tengan poco peso puesto que cuando pesan un poco más en seguida dejan de aceptarlo. Claro, imagínate todo el peso que de por sí llevan a sus espaldas, pues lo primero que buscan es la comodidad y aguantar lo máximo posible. Lo cierto es que he ido aprendiendo de los peregrinos que vienen, les pregunto qué necesitan y voy buscando las marcas y sus distribuidores.

-¿Qué objetos son los más demandados por los peregrinos?
Entre lo que mas piden hoy en día está el “ungüento” especial para peregrinos para curar las heridas de los pies, vendas y tiritas, algún que otro insecticida, sellos para escribir postales, artículos de higiene personal y alguna que otra prenda de abrigo en caso de que haga frío que en esta provincia.... ya se sabe como es el invierno y no solo el invierno (risas).

-La verdad es que si... y ya que la mayoría son extranjeros ¿Cómo se entiende con ellos?

No hablo idiomas pero me entiendo con todo el mundo. Lo primero que les pido cuando llegan a la tienda es que sean ellos los que puedan hablar un poquito en español. La verdad es que la mayor parte de ellos se esfuerza en hablar un mínimo de nuestro idioma y si no ya me lo hacen entender por señas, como hay espacio grande en el comercio ellos te van indicando lo que quieren. Muchas veces se quedan extrañados con todo lo que tengo y te lo agradecen muchísimo, me dicen que es la tienda mejor preparada del Camino Francés y eso, solo puede llenarte de orgullo.

-¿De qué países suelen venir los peregrinos extranjeros?

Vienen casi de todo el mundo. Mira de África, sólo he conocido surafricanos. De América del norte, vienen de casi todo EE. UU y Canadá. De América central, todavía no he visto ninguno de Nicaragua, Honduras o Guatemala en cambio, de América del Sur viene de todos los países sobre todo, brasileños y argentinos. Por supuesto vienen de toda Europa aunque estos días he visto muchos rusos y estonianos; y de Asia suelen venir de Corea del Norte, Japón, China, Malasia e incluso he conocido algún hindú. Incluso han pasado por aquí australianos y neozelandeses, así que hay mucha diversidad como puedes comprobar. Además son muy agradecidos, recibo cartas de ellos en las que me invitan a visitarles a su lugar de origen y me mandan recuerdos. El año pasado una peregrina que hizo el camino con su hija me invitó a visitar Washington con mi familia y otro peregrino de Brasil hizo lo mismo. Desgraciadamente no puedo contestar a todas las cartas y muchas veces se pierde el contacto.


-¿Ha hecho usted el Camino?
No, no conozco el camino, solo por lo que he leído y por lo que los peregrinos me cuentan cuando vienen a la tienda. No lo he hecho pero les doy lecciones, les digo cómo tienen que hacerlo, qué tienen que llevar, a que albergue pueden ir en otros pueblos…


-¿Cree que el camino ayuda a promocionar el turismo en esta localidad?

Por supuesto. El camino ha impulsado mucho este pueblo, podría decir que Castrojeriz se ha adaptado al Camino, básicamente. Hoy en día hay numerosos medios gracias a éste y con los que antes no contábamos. Tenemos una gran oferta de hostelería, albergues, bares, restaurantes y hasta un camping. Un claro ejemplo de ello es la existencia de tres hoteles en un pueblo de unos 700 habitantes, esto la verdad no te lo vas a encontrar en muchos pueblos y la razón de ello o el máximo factor es el paso del Camino de Santiago.


-¿Cree que el turismo se ha incrementado en los últimos años?

El turismo ha crecido mucho, esa es la pura verdad y el mayor factor es el Camino de Santiago, no sólo porque todos los años traiga un gran número de peregrinos sino porque promociona a toda esta localidad. A parte los fines de semana o los puentes, el turismo es bastante diferente al camino porque los turistas que llegan vienen a conocer el pueblo, visitar los monumentos…
Sin duda el turismo se ha incrementado y ha cambiado para bien.


-¿Cómo cree que será Castrojeriz en un futuro próximo?

Lo cierto es que ya se ha adelantado mucho en cuestiones turísticas en esta localidad. Ahora están rehabilitando el castillo que estaba en ruinas para poder visitarlo y también se está trabajando en conservar y proteger las ruinas del Convento de San Antón. Creo que cuidar el patrimonio arquitectónico de esta zona es la parte más importante y por ahora se está haciendo todo lo posible. Desgraciadamente el futuro de este pequeño comercio es incierto, me da pena cerrar y sigo aquí a ver si alguien quiere continuar en el negocio.